Relegado al sur de la ciudad, Barracas se presenta ante los ojos de muchos porteños como un barrio separado del resto de la Capital Federal, casi como una provincia en sí misma, con una dinámica diaria y costumbres tan arraigadas y singulares que bien podría catalogarse de "aldea".
Sus vecinos así lo interpretan y reconocen, aunque a la vez disfrutan de moverse en una pequeña comunidad, donde cruzarse seguido, saludarse y llamarse por su nombre forman parte de las postales más cotidianas, sin temor al ridículo ni dejos de sorpresa.
Pese a sentirse a gusto, son varios los que piensan que estos rasgos los privan también de codearse seguido con habitantes de otras zonas de Buenos Aires, abrirse y compartir experiencias que permitan alimentar una "identidad porteña" entre todos.
Con ese objetivo y desde hace unos meses, comenzaron a trazar la iniciativa "Vení a conocer Barracas", que se concreta hoy con la ayuda del Distrito de Diseño de la Ciudad, para redescubrir el barrio desde otra mirada y contagiar ese espíritu tan propio que cosechan desde su fundación. "Barracas se fundó hace mucho, pero quedó fuera del circuito obligado para visitar "
"Es una movida en conjunto para contar el barrio. Barracas se fundó hace mucho, pero quedó fuera del circuito obligado para visitar, pese a tener una riqueza gastronómica, artística y arquitectónica espectacular", cuenta a LA NACIONCarlos Cantini, dueño de La Flor de Barracas (Suárez 2095), un bar notable que nació como fonda en 1906 y que durante años se lo conoció como "La Puñalada" por las peleas de arma blanca que había entre "changarines ferroviarios" que se acercaban al terminar sus jornadas de trabajo.
Emplazado en medio de calles que fueron testigo de grandes fábricas y depósitos tradicionales, su estructura permanece casi inalterable. Sus pisos, la barra y la puerta principal datan de aquella época; un aura especial que se respira apenas se ingresa al salón. "Es entrar a una Argentina que ya no es, pero que está presente en sus tradiciones", dice a este medio.
Sin preámbulos y con el orgullo que destilan los barraquenses al hablar de sus orígenes, se interpone en la conversación Sebastián García, párroco de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús (Avenida Vélez Sarsfield 1351), otro de los puntos estratégicos del recorrido, construida en 1905.
"Creo que hay una conciencia que en otros lados de la ciudad no se da. Lo fantástico es poder decir que soy de este barrio y me siento parte. Con esta propuesta buscamos tender un puente de aquello que nos une, más allá del credo", afirma en diálogo con LA NACION.
El sacerdote de la iglesia más grande de la Capital (incluso por encima de la Catedral) entiende al proyecto como "un viaje a la vecindad" y como una manera de derribar mitos. "Lo que genera es la posibilidad de redescubrir el sur, teñido por la inseguridad o la lejanía por estar en la periferia, rozando al Riachuelo. Apuntamos a compartir un espacio común, de un barrio secreto y misterioso, muchas veces estigmatizado, con el aroma del arrabal, casi de documental", describe entusiasmado, mientras se apura en agregar que, sin dudas, se trata de "su lugar en el mundo".
A pocas horas de haber arrancado la jornada, las expectativas de posicionar a Barracas, una zona ligada a actividades industriales hasta la década de los setenta y después volcada a su legado patrimonial y cultural, son altas, y refuerzan el deseo de poder integrarlo naturalmente al recorrido habitual de los locales y de quienes visitan Buenos Aires.
Mora Scillamá, Directora General de Industrias Creativas de la Ciudad, destaca en ese sentido la impronta particular de un barrio que intercala en dosis similares su pasado con una tendencia en alza centrada en el diseño y la intervención artística del espacio público, como ocurre actualmente enantiguos comercios (una farmacia fundada en 1897, un bazar familiar inaugurado por inmigrantes armenios y regenteado por su tercera generación y un kiosco, ubicados en el Boulevard Iriarte) y en los bajo autopistas, como el de Herrera y Benito Quinquela Martín, que fue el resultado de un proyecto en el que colaboraron estudiantes de Diseño Gráfico de la Universidad de Buenos Aires (UBA). "Queremos que se sienta el diseño y la creatividad en las calles", enfatiza durante la entrevista, al tiempo que pondera la tarea y el compromiso de los vecinos en la organización del evento de hoy: "Es un barrio con mucha identidad y sentido de pertenencia. Está a la vista".
Fuente: La Nación
Link: http://www.lanacion.com.ar/1841562-como-convertirse-en-un-autentico-vecino-de-barracas-en-24-horas
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