Estuvo en venta en 2009, hasta que sus nuevos dueños lo reformaron. La Legislatura de la Ciudad lo distinguió ayer.
En tiempos donde la “modernidad” muchas veces pisotea las raíces y olvida lugares emblemáticos de la Ciudad, la noticia no pasa desapercibida. Y es bienvenida. El histórico bar La Flor de Barracas, que estuvo cerrado hace un tiempo y ahora luce renovado, fue declarado como Sitio Histórico por la Legislatura porteña.
De la mano del diseño, la cultura y el turismo sostenible, Barracas se transforma en un espacio por descubrir. Además, sigue con su espíritu barrial.
Supo ser un ámbito de tangueros de ley. De masculinidad y trabajo en las barracas próximas al Riachuelo, pero también residencia de familias adineradas en el siglo XIX. El devenir del tiempo y las crisis parecieron condenar a Barracas a la postergación. Hoy se encuentra en una etapa de transformación que promete convertirla en un auténtico distrito de diseño porteño, con eje en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD).