lunes, 25 de junio de 2012

En Barracas, el bajo autopista se recupera con plazas y juegos




Implacable, la autopista 9 de Julio Sur trazó un surco que dividió Barracas. Más allá de unir la avenida con el puente Pueyrredón, en Avellaneda, es el ícono de un plan que generó otras hendiduras en la Ciudad que dividieron historias de los barrios. Lo que quedó de un lado y del otro. Y debajo. Porque por años los vecinos padecieron el abandono del bajo autopista.

Barracas Juniors, la vida de un barrio en forma de club

"Herederos de una pasión." Así se proclaman los históricos socios de Barracas Juniors, quienes conducen y administran el (casi) centenario club. Ubicado en la calle General Hornos 1850, representa un tradicional punto de encuentro en el que tarde tras tarde una veintena de hombres mayores se ríen con una fuerza que supera, por mucho, el repiqueteo de los dados, el golpeteo de las barajas y las noticias que devuelve un maltrecho televisor.


En sus salones, mientras un gato se pavonea por una medianera y el aroma del café recién hecho invita a curiosear, las horas pasan entre anécdotas de los más viejos y el entusiasmo de los jóvenes que asisten para jugar al paddle, al tenis o a la pelota. Y es que el tiempo es la figura preponderante en Barracas Juniors. Tal vez por eso algunos pequeños se encojan de hombros y hagan muecas cuando al pasar por una improvisada charla de fútbol escuchan apasionados debates sobre la desaparición del "wing derecho" o la importancia del "centro half".