Tan rubia, Linda Leonard, de 37 años, es sueca. Y trabaja de peluquera. Más rubia todavía, Viktoria Hatzenbuhler, de 25, también es tan sueca como ABBA. Y es clienta de la peluquería de Linda. Las chicas conversan animadamente en la lengua de Björn Borg. ¿Dónde estamos? ¿En Estocolmo? ¿En Gotemburgo? ¿En Jönköping? No, nada de eso: estamos en Suárez 2095, en un local de amplios ventanales ubicado detrás de La Flor de Barracas, uno de los bares notables más cálidos de la ciudad de Buenos Aires, un espacio detenido en el tiempo en el que en cualquier momento podría llegar todo un Roberto Arlt a almorzar ravioles a la bolognesa con un tinto de la casa servido en un pingüino de loza blanca. Allí, al fondo del pasillo, Linda ha montado su salón de belleza. Un espacio cool, decididamente cosmopolita: la mayoría de los que piden turno para retocarse la melena son extranjeros.
¿El hábito, o el pasaporte internacional, llama a los monjes de la globalización? ¿O qué? Hoy, cualquier guía virtual puede indicar, con pelos y señales (justamente) cuál es el Top 5 de peluquerías en Estocolmo. ¿Posta quieren saberlo? Se llaman You, Studio 81, Noir Sthlm, Klippodrom y Hårgänget y si están cerradas los lunes es algo que les vamos a deber. Mientras tanto, Linda etiqueta a su clientela: “El 70% de los que vienen a mi peluquería son ingleses, australianos, estadounidenses, daneses, ucranianos...”, cuenta ella, una artista de las tijeras que vive en Buenos Aires desde hace tres años. Y, en perfecto español, agrega: “Los clientes me conocen por los comentarios boca en boca o a través de las redes sociales: Twitter, Instagram y, sobre todo, el Facebook: LindaSalon BA... Les encanta venir acá: se sienten como en su casa. Se arreglan el pelo, charlan, toman un cafecito... Los horarios los combino con cada uno. Los días que más trabajo son los sábados: el fin de semana pasado, por ejemplo, vinieron siete personas entre las 9 y las 15. ¡Espectacular!”.
¿Cómo llegó Linda a Barracas? Muy sencillo: la trajo un argentino que la conquistó en Barcelona, donde ella también trabajaba acicalando cabelleras. “Con mi pareja nos conocimos en España, nos fuimos de viaje a Polonia, seguimos a Suecia, se lo presenté a mi familia, nos fuimos a la Patagonia, nos instalamos en Buenos Aires y... ¡hoy estamos muy felices con nuestro hijo Theo, que tiene seis meses!”, relata Linda su periplo amoroso. Sentada en uno de los sillones, similar al que usaba Rolo Puente en La Peluquería de Don Mateo, Viktoria escucha hablar a Linda y se ríe. Su historia es parecida. “Estoy instalada en Buenos Aires desde hace tres años”, cuenta, también en un español muy avanzado, mucho más fluido que, por citar un caso, el de Alexandra Larsson, la sueca que trabajaba en rol de enfermera en Periodismo para todos, el programa de Jorge Lanata. “Mi papá, que es argentino, estuvo muchos años viviendo en Suecia. Yo nací allá. Pero tengo tres hermanos que viven acá. Los vine a visitar, me enamoré de un argentino que se llama Matías, me quedé y nos vamos a casar en diciembre”, agrega Viktoria.
“En algún momento podríamos trabajar juntas”, le propone Linda a Viky -así le dicen-, mientras le sigue pasando el secador de pelo. A un costado, como suele suceder en las peluquerías, hay un par de revistas: Viva, de Clarín, y Fémina, importada de Suecia, especializada en moda y tendencias. “Lo que más me piden mis clientas es que les haga color”, suma Linda. “Y también lavado, corte y reflejos. Si hay algo que me llama la atención es cómo les gusta a las argentinas el alisado”.
No todo es trabajo, claro. Linda explica que en sus ratos libres disfruta de “la gran cantidad de lugares que hay en Buenos Aires para pasear: La Boca, San Telmo, el centro, Palermo... ¿La verdad? No me puedo quejar”. Y cierra: “Ser peluquera es el mejor laburo del mundo”. Sí, Linda dice “laburo”. Casi tan porteña como Los Inmortales.
Fuente: Clarín
Link: http://www.clarin.com/sociedad/tijeras-Escandinavia_0_1679832116.html
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