jueves, 21 de mayo de 2015

La Colifata: la radio del Borda que rompe estigmas

Nacida hace casi 24 años es la primera emisora en la historia en transmitir desde un hospital psiquiátrico; sale en vivo por FM 100.3 los sábados, de 15 a 19, y busca achicar las brechas entre los pacientes y el afuera

Una gran reja de color gris, con una garita de seguridad al costado, forma parte del paisaje de la calle Dr. Ramón Carrillo 375, en el sur de la ciudad de Buenos Aires. Al entrar, una voz remarca con un buen día que, a pesar de que el reloj marque las 14, la educación y la cordialidad nunca se pierden. Aunque quizá sí la noción del tiempo. El silencio invade este lugar que recibe a la primera tarde fría de otoño y acompaña al enorme espacio verde que se debe atravesar para sortear la entrada del Hospital Psicoasistencial Interdisciplinario José Tiburcio Borda. Es ese mismo silencio el que también recorre algunas de las calles del nosocomio e invade a los pacientes que caminan solitarios esquivando los pequeños rayos de sol que intentan apaciguar las nubes tristes de frío. Al menos un rato. Al menos un par de cuadras. Pero el silencio que parecía inamovible se va fundiendo a medida que avanza la caminata. "¿Radio La Colifata?", repregunta uno de los internos, se da vuelta y abre camino a modo de guía, no sin antes dejar de pedir un cigarrillo o, en su defecto, dinero para comprar un atado. La radio La Colifata no se presenta como lo que el colectivo de gente imagina encontrar cuando se habla de una radio. No hay micrófonos fijos ni un estudio cerrado y mucho menos un solo locutor. Un gran cuadrado de cemento con varias sillas blancas alrededor conforman una suerte de escenario al aire libre. Dos computadoras, una consola, varios micrófonos y un colorido mural, que sostiene una pizarra blanca, completan el estudio radial.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Barracas suma a su potencial más comercios y mucha cultura

Quien estuvo en Buenos Aires y no se ha dado una vuelta por este barrio famoso se ha perdido de observar muchos de los emblemas que tienen que ver con aspectos muy tradicionales.


El barrio porteño de Barracas se recicla sin perder su esencia, pone en valor sus calles y pasajes, pero conserva sus bares notables y sus construcciones del siglo XVIII, además de preservar su espíritu tanguero, que sobrevive reflejado en auténticas milongas.

Un bodegón porteño para redescubrir el tango

El bar Los Laureles, abierto desde 1893 en Buenos Aires, conserva la esencia original del tradicional baile argentino


A fines del siglo XIX, una catastrófica epidemia de fiebre amarilla asoló la ciudad de Buenos Aires y mató a casi 15.000 residentes en pocos meses durante el año 1871. El sur de la capital argentina –uno de los principales focos, debido a las condiciones de hacinamiento en las que vivían los inmigrantes allí asentados– fue abandonado por las familias más pudientes y quedó habitada por los obreros –muchos provenientes de Italia y España– que solían trabajar en saladeros, curtiembres y fábricas de la zona. En este ambiente proletario y multicultural, donde la ciudad empezaba a disolverse en el campo y los criollos se mezclaban en los arrabales con los inmigrantes europeos, nació el tango argentino.