Elegantes y tradicionales mansiones forman parte de los numerosos atractivos turísticos del barrio porteño de Barracas, una zona de la ciudad que debido a múltiples emprendimientos, últimamente es muy visitada.
El barrio porteño de Barracas se recicla sin perder su esencia: pone en valor sus calles y pasajes, pero conserva sus bares notables y sus construcciones del siglo XVIII, además de preservar su espíritu tanguero, que sobrevive reflejado en auténticas milongas.
Por su parte, el edificio Central Park y el Centro Metropolitano de Diseño le aportan un perfil de modernidad a un barrio que se puede recorrer a pie, en bus turístico o en bicicleta.
El barrio limita con La Boca, San Telmo, Constitución y Parque Patricios. El puente Pueyrredón lo conecta sobre el Riachuelo con la ciudad bonaerense de Avellaneda, antiguamente llamado “Barracas al Sur”.
En sus comienzos fue lugar de residencia de la alta sociedad porteña, como los Balcarce, Guerrero, Alzaga y Díaz Vélez, que construyeron allí sus lujosas mansiones y quintas.
Pero a fines del siglo XIX, la epidemia de fiebre amarilla provocó el éxodo de estas familias hacia la zona norte de la ciudad.
Barracas comenzó entonces a poblarse de obreros e inmigrantes, que al bajar de los barcos se fueron instalando en los caserones y edificios abandonados, con lo que comenzaron a aparecer conventillos repletos de criollos, españoles, italianos, polacos y sirios.
Actualmente, su amplia red de transportes y autopistas han convertido a Barracas en una zona de múltiples emprendimientos.
La Avenida Montes de Oca, una de las principales, contiene en su primer tramo al Hospital Pedro Elizalde (ex Casa Cuna) y el Palacio Díaz Vélez, cuyo parque posee especies centenarias.
La plaza Colombia, bordeada por un gran centro comercial y delimitada por la Avenida Montes de Oca y las calles Isabel la Católica, Pinzón y Brandsen -donde antaño era la quinta de los Álzaga- tiene hoy una frondosa arboleda de araucarias, tipas y plátanos, con juegos para niños, bancos y mesas con tableros de ajedrez y varias obras artísticas.
La Iglesia de Santa Felicitas, creada para honrar la memoria de Felicitas Guerrero, una de las mujeres más bellas de su tiempo, fue erigida en un estilo neorromántico por el arquitecto Ernesto Bunge frente a la plaza Isabel la Católica; bajo sus cimientos hay unos misteriosos túneles que los turistas pueden conocer mediante visitas guiadas.
Comprometida para casarse en segundas nupcias con Samuel Sáens Valiente, Felicitas fue muerta el día anterior a la boda por otro pretendiente despechado, Enrique Ocampo, quien le pegó un tiro y luego se suicidó. Dicen que el espíritu de la mujer recorre por las noches la iglesia y que a veces se la escucha llorar.
En Brandsen 1444 está el templo israelita Or Torah. Inaugurado en 1930 y construido por la comunidad judía de Barracas y La Boca, esta edificación cautiva a los visitantes por su estilo oriental.
Otro lugar digno de admirar es el Pasaje Lanín, a la vera de las vías del ferrocarril Roca. Son cuatro cuadras, entre las calles Suárez y Brandsen: sus aceras son empedradas y sinuosas y las fachadas de las casas están cubiertas por azulejos y mosaicos con estampados de colores, obra del artista Marino Santa María.
Fuente: Diario Democracia
Link: http://www.diariodemocracia.com/notas/2015/4/12/barracas-nuevo-polo-para-turismo-buenos-aires-101621.asp
No hay comentarios:
Publicar un comentario