lunes, 25 de junio de 2012

Barracas Juniors, la vida de un barrio en forma de club

"Herederos de una pasión." Así se proclaman los históricos socios de Barracas Juniors, quienes conducen y administran el (casi) centenario club. Ubicado en la calle General Hornos 1850, representa un tradicional punto de encuentro en el que tarde tras tarde una veintena de hombres mayores se ríen con una fuerza que supera, por mucho, el repiqueteo de los dados, el golpeteo de las barajas y las noticias que devuelve un maltrecho televisor.


En sus salones, mientras un gato se pavonea por una medianera y el aroma del café recién hecho invita a curiosear, las horas pasan entre anécdotas de los más viejos y el entusiasmo de los jóvenes que asisten para jugar al paddle, al tenis o a la pelota. Y es que el tiempo es la figura preponderante en Barracas Juniors. Tal vez por eso algunos pequeños se encojan de hombros y hagan muecas cuando al pasar por una improvisada charla de fútbol escuchan apasionados debates sobre la desaparición del "wing derecho" o la importancia del "centro half".

Barracas Juniors es un club de soñadores que hicieron historia, y el próximo 31 de julio festejarán 100 años de vida. En su pasado brillan la época de oro del carnaval porteño y una vida social muy intensa en las actividades del barrio. Y, sobre todo, una curiosidad: el increíble parecido de su himno con la popular marcha peronista. De hecho, según aseguran sus socios, la canción política inmortalizada por Hugo del Carril no sería sino una copia del himno del club, perpetrada por los seguidores de Juan Domingo Perón.

Así lo cuenta Leonardo Kwiatkowski, de 75 años, 70 de ellos como socio de Barracas Juniors (lo que le valió el título de vitalicio). Este médico, ex jefe del servicio de Maternidad del hospital Fiorito, explica al detalle de qué se trata la disputa musical.

"La marcha del Club Atlético Barracas Juniors fue compuesta por el bandoneonista Juan Raimundo Streiff (música) y por Juan Muffarri (letra) a mediados de la década del 20. Y la entonación es igual a la marcha peronista", dice. Mientras marca el compás con el dedo índice sobre una de las mesas de madera del salón comedor de la cantina del club, entona: "Vamos muchachos unidos / todos juntos triunfaremos /y al mismo tiempo daremos / un hurra de corazón / Por esos bravos muchachos / que lucharon con fervor / por defender los colores / de esta gran institución... ¿Ves? ¿Qué me decís?", pregunta el hombre. Y hasta no escuchar una respuesta positiva no retomará la conversación.

Para sostener la hipótesis del plagio, Kwiatkowski subraya que un día, misteriosamente, desapareció la prueba de que la marcha de Barracas Juniors era anterior a la de "Los muchachos peronistas". "Teníamos un disco de pasta con la grabación del texto original de la letra, pero un día se esfumó de las instalaciones del club al promediar la década del 50. Es un gran misterio", afirma.

Una curtida vitrina de madera con varios trofeos -desde campeonatos de bochas hasta boxeo- y un cuadro enmarcado con la tapa de la revista El Gráfico que retrata a su hijo pródigo del básquetbol, Juan Carlos Nano, decoran el salón principal del club. Un club que inició sus actividades en la calle Río Cuarto 1455 y luego pasó por varias sedes hasta llegar a la actual, donde se expande en 5800 m2.

"Los socios pagan 20 pesos y el club se mantiene con aportes de ellos y con los alquileres de las canchas", dice Ricardo Castorina, actual presidente de una institución que se define como "apartidaria". La frase no es casual: sus salones fueron y son utilizados como búnker de algunos candidatos o funcionarios políticos. "Es que aquí dio una conferencia de prensa Carlos Menem antes de ser candidato a presidente. Y años después, Mauricio Macri lanzó su carrera política, después de alejarse de Boca. El club es un amuleto para la política", dice, risueño, Castorina.

Barracas Juniors se hizo popular en los años 40 por sus concurridos bailes, especialmente en época de carnaval. Recuerdan que la gente llegaba en colectivo desde distintos barrios y las orquestas famosas daban vida y alegría a cada reunión. Tanturi, De Caro y D'Agostino pasaron por el mítico escenario montado, por entonces, en un patio descubierto con una glorieta que lo rodeaba.

Los memoriosos de Barracas cuentan que la reunión más popular del club ocurrió el 17 de febrero de 1944, cuando a un gran festival artístico a beneficio de las víctimas del terremoto de San Juan concurrieron, entre otros, Carmen Duval, Alberto Vaccareza, María Ester Podestá, Mario Fortuna, Alberto Castillo y María Ester Gamas.

El tiempo, protagonista de la vida del club, dejó su huella. Hoy, la nostalgia se codea con los sueños cuando los socios se reúnen en la cantina del club, cada martes, para comer "el mejor asado de Buenos Aires". Allí, en un puñado de mesas de madera, Barracas Juniors vive, inmortal, en cada anécdota.

Fuente: La Nacion

Link: http://www.lanacion.com.ar/1484908-barracas-juniors-la-vida-de-un-barrio-en-forma-de-club

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