lunes, 17 de abril de 2017

GPS Barracas: entre hits y secretos del profundo sur porteño


Tal vez sean los galpones precarios que recibían cueros y, supuestamente, esclavos. Las quintas abandonas por la epidemia de fiebre amarilla de 1870. Las olas de inmigrantes de fines del siglo XIX. O el perfume dulzón de las fábricas de galletitas.

Cuando uno piensa en Barracas recuerda eso, recuerda los pálidos ángeles de la iglesia de Santa Felicitas (1875) –y la historia de esa joven asesinada por un hombre despechado junto con la leyenda de su fantasma– y recuerda el tango. Los compadritos. Y el “barrio que toma mate bajo la sombra de un parral” (según Tres esquinas, de Enrique Cadícamo).

Pero Barracas guarda tesoros menos conocidos. Un par de décadas después de que proliferaran las torres de departamentos y algunas fábricas cerradas se reconvirtieran en oficinas y lofts, entre los más nuevo del barrio –además de los circuitos de diseño y arte urbano y otras iniciativas estatales y privadas para impulsarlo– está lo viejo.

Entre lo nuevo está lo viejo, sí. Porque se sabe: lo nuevo no es sólo lo que no existía sino que también aquello que se desconocía, que fue postergado, hasta olvidarlo.

Claro que eso no le pasa al Parque Pereyra, su lago y sus árboles, ni a la Basílica del Sagrado Corazón (1908). Son postales típicas.

Parque Pereyra. Reúne a los vecinos alrededor del lago. Todas las tardes pasa un vendedor de chipá.

Pero, en 7,3 km, Barracas tiene también un templo masón, Los hijos del trabajo (1882), con la escuadra (símbolo de rectitud) y el compás (de equidad) y leones egipcios pintados, como en un cuadro festivo, en la fachada.

Tiene un ex barrio obrero, Monseñor Espinosa (1923), con patios comunes y senderos verdes, que se convirtió en una especie de oasis exclusivo.

Y tiene arte popular hasta una pequeña farmacia, la Iriarte (1897), bien conservada.

Para ver esos espacios, hay que caminar algunas cuadras con casas enrejadas, casas tomadas y veredas rotas. Y andando por ahí, entre hits y secretos del barrio, quizás aparezca esa idea que Borges escribió en el cuento Sur: “Todo era vasto, pero al mismo tiempo era íntimo (…) y Dahlmann pudo sospechar que viajaba al pasado y no sólo al Sur”.

Si aparece el Sur de Borges, perfecto. Si no, con las ganas de redescubrir joyitas como éstas, suficiente. Cuidadas y no, iluminan incluso los rincones más humildes de Barracas.

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Posible recorrido:

1) El Parque. La idea nació en 1904, cuando la familia del fundador y ex presidente de la Sociedad Rural, Leonardo Pereyra, donó cuatro manzanas a la ex Municipalidad.

El inmenso paisajista Carlos Thays hizo un diseño. Pero recién en 1918 Eugenio Carrasco puso en marcha el propio, con novedades clave, como la creación del lago central. Y se inauguró en 1920.

Es que se había modificado incluso la ubicación: en vez de situarse a la izquierda de la actual Basílica del Sagrado Corazón ocuparía también el frente.


Hoy incluye tres predios enrejados, de más de 57 mil m2 en total, con tipas, araucarias, plátanos y otros árboles. Entre la avenida Vélez Sarsfield, Río Cuarto, Luzuriaga y Alvarado. Es el espacio verde más lindo del barrio.

Dato: Antes de su inauguración, en 1920, el predio del Parque, bajo y fácilmente inundable, se rellenó con tierras extraídas de la construcción del subte de la línea A.

Inundados. La Basílica, rodeada de agua, antes de la construcción del Parque, que arrancó en 1918 y abrió en 1920, justo enfrente. /GCBA

2) La Basílica. Sagrado Corazón de Betharran fue inaugurada en 1908. Los Pereyra se la encargaron al ingeniero Rómulo Ayerza y la realizó la empresa de Guillermo Wheeler. Combina rasgos del estilo nerrománico y del gótico.

Los rosetones vidriados, de unos 8,5 metros de diámetro, son imanes. Pero en la iglesia señalan las 468 columnas, de estilos griegos, en gran parte decorativas. Y sus 34 vitrales.

Además, recuerdan que buena parte de los materiales y objetos fueron traídos de Francia: entre ellos, el reloj, los altares -construidos en 1907 por la empresa Darquier de la ciudad de Caen-, 165 bancos de roble y el órgano mayor, Mutin Cavallie Coll, uno de los pocos que quedan en el país.

"El conjunto arquitectónico formado por la Basílica, la Casa Parroquial y el Colegio está protegido por un cerco de 1,5 metros de alto sobre el cual colocaron una reja de hierro estilo románico de 280 metros lineales. Sobre el cerco y para acceder a las instalaciones, hay siete portones metálicos de 3 metros de ancho y dos de 4 metros", agregan. "Toda esa herrería y las puertas y ventanas se fabricaron y trasladaron también desde Francia".

Dato: La actual sede de la Basílica tuvo dos torreones que fueron reemplazados por una torre, cuya flecha, que alcanzaba los 70 metros, se cayó en 1913 debido a una especie de ciclón.

3) El barrio obrero. El Monseñor Espinosa fue diseñado por el arquitecto Alfredo Cucullu como una especie de complejo de "casas baratas" e inaugurado en 1923. Nació con 64 viviendas amplias y hasta una despensa. Todavía conserva construcciones originales en buen estado, una arboleda soñada y dos pasajes, por Alvarado y por California, para viajar en el tiempo. Con los años, se convirtió en un oasis, bien cotizado. En Perdriel 1250.

4) La farmacia. La Iriarte fue fundada en marzo de 1897 y cuenta con mobiliario original y vidrios biselados en los cuales están grabadas las iniciales de su primer dueño. El año pasado la fachada fue puesta en valor, en el marco de un plan oficial. En Iriarte y San Antonio. Brilla en la esquina.

5) El templo masón. La logia masónica Hijos del Trabajo fue fundada en 1882 y se mudó a esta sede -una casa chorizo reformada por Francisco Cabot (1871-1936) en 1890. La mayoría de sus integrantes eran inmigrantes italianos.

La fachada está repleta de símbolos de la masonería, como el ojo de dios, arquitecto del universo, y los leones de tipo egipcios, además de la escuadra y el compás. Algo similar ocurre en el interior. Los trabajos de pintura y decoración del edificio fueron hechos por Francisco Prato y el francés Claudio Dive.

Aunque la logia Hijos del Trabajo fue disuelta, el espacio, con una biblioteca -Federico Garrigós, oficializada en 1927- maravilla e intriga. En San Antonio 814.

Fuente: Clarín 

Link: https://www.clarin.com/ciudades/gps-barracas-hits-secretos-profundo-sur-porteno_0_HkN36nFnl.html

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